sábado, 22 de noviembre de 2008

JdT - Bran I

Sin duda alguna, uno de los mejores capítulos de toda la saga (de hecho es mi favorito), a pesar de la prontitud con que se presenta en la obra, no en vano es el primer episodio en el que se nos presentan a algún personaje principal.

El capítulo se narra bajo el punto de vista de Bran, el cuarto hijo legítimo de Eddard Stark, señor de la casa Stark y representante del Rey en el Norte, es decir, Guardián del Norte. Como tal, Eddard es el encargado de dispensar la justicia del Rey, en este caso, aplicar la pena de muerte a un hombre vestido completamente de negro, desarrapado y al que le faltan las orejas y algunos dedos debido al frío (umm... me suena esa descripción de algo...).

Junto a Eddard y su hijo Bran también aparecen en este capítulo Robb, el primogénito del Lord Stark, Jon Nieve, bastardo de Stark y Theon Greyjoy, del cual no se nos ofrecen referencias, salvo que es un poco 'gili' en comparación con los hijos de Stark.

A priori, Robb piensa que el condenado a muerte es un salvaje del otro lado del Muro, contagiando a Bran, sentado en su pony entre los caballos de Robb y Jon, de esta hipótesis. Es entonces cuando Theon lleva a Eddard su espada de acero valyriano, llamada Hielo (se describe como una espada ancha como un hombre, más alta que Robb y de un acero negro forjado mágicamente por la gente de Valyria, de la que no se nos da más información). Stark decapita al condenado en nombre del Rey, mientras Bran es aconsejado de no desviar la mirada, a menos que quiera disgustar a su padre (después nos enteraremos del por qué).

Empieza en ese instantes un debate acerca de la muerte del condenado, ya que Robb opina que murió valientemente mientras que Jon cree que estaba completamente aterrorizado. Personalmente, y tras leer el prólogo de este libro, yo estoy con Jon (y no porque sea mi personaje favorito, que también lo es).

Eddard se acerca a su hijo Bran y se interesa por cómo ha visto la ejecución. Bran le comenta sus dudas acerca de la identidad y la muerte del condenado, y Eddard le explica que el condenado no era su salvaje, sino un desertor de la Guardia de la Noche, siendo éste el peor tipo de criminales, ya que conscientes de que si son prendidos serán condenados a muerte, no dudan en cometer todo tipo de delitos sin mayor remordimiento. Así mismo, ante la duda de Bran de si puede un hombre ser valiente cuando está atemorizado, Eddard le responde que ese es el único momento en el que un hombre es valiente de verdad.

Sin embargo a Eddard lo que le preocupa no es que su hijo entienda por qué debía morir el condenado, sino por qué él debía ejecutar la sentencia. Por ello le explica que los Stark descienden de los Primeros Hombres, y que sus tradiciones les obligan a ser ellos los ejecutores cuando dictaminan una pena de muerte, evitando la descarga de responsabilidades y debiendo mirar a los ojos y escuchar las últimas palabras del reo. Si uno no es capaz de ello, quizá el hombre que a mandado matar no merece morir. Es un toque 'hombrearañesco', pero que al que escribe le parece fascinante, cómo un señor feudal como puede ser Eddard enseña la ética más básica a su hijo.

Y así, tras el momento aleccionador de Eddard con su vástago, se pasa al otro momento álgido del capítulo: el encuentro por parte de Robb de una loba herida por parte de Robb.

Durante el camino de vuelta, el primogénito Stark se topa con una hembra de lobo huargo herida por un cuerno de ciervo. La incredulidad de casi toda la expedición, incluido Theon Greyjoy, que remarca que desde hace más de 200 años no se había visto un lobo huargo al sur del Muro, reina, pero no deja de crecer cuando junto a la loba se encuentran 5 cachorros de lobo huargo, 3 machos y 2 hembras.

Greyjoy propone asesinar a las que el llama 'aberraciones', pero Jon remarca que el hallazgo tiene algo de particular. Siendo el lobo huargo el escudo de armas de la casa Stark, y teniendo el Lord Stark 3 hijos y 2 hijas, parece algo más que una simple coincidencia, parece cosa del destino. Ante la pregunta por parte de Eddard de si Jon no quiere un lobo para él, Jon Nieve responde que él no es un Stark, aunque sea hijo de Eddard. Esa manera de autoexcluirse, de tener claras las cosas, habla muy en favor de Jon y de cómo él ve su relación con la familia Stark.

Sin embargo, justo antes de retomar la marcha, Jon escucha los gemidos de otro lobezno. Cuando se acercan descubren que el cachorro es albino, y que posiblemente la manada lo hubiese abandonado. Jon no duda ni un instante en adoptarlo.


















Un capítulo que podría considerarse una capítulo-parábola, en el que Martin nos introduce a la familia Stark y su ética, siendo su contrapunto el 'estúpido' Greyjoy, y a mi entender usando perfectamente los recursos de este tipo de narraciones.

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